viernes, 30 de octubre de 2015

FARO DE CASTRO URDIALES

FARO DE CASTRO URDIALES (1854)

Castro Urdiales. Cantabria.


Faro de Castro. Julio 2012. Foto : Santi V.
 Decenas de veces habíamos pasado por Castro recorriendo sus rúas y calentando el gaznate, paseando por su puerto marinero y viendo las esculturas de los niños saltando al agua, pero no nos habíamos fijado en la fortaleza-faro de Castro. De hecho ha sido el último faro que hemos visitado de Cantabria en junio de 2012.
Faro de Castro. Julio 2012. Foto : Santi V.
Faro de Castro. Julio 2012. Foto : Santi V.
                  Este es otro de los imprescindibles. Forma parte de una fortaleza que se eleva por encima de la atalaya y que hace pareja con la sorprendente iglesia gótica de Santa Ana. La torre farera incrustada en el Castillo de Santa Ana se levanta como una vela en palmatoria.
Castro se rebela a perder esa tradición cántabra-marinera. Darse una vuelta por el casco viejo, degustar unos pinchos y contemplar sus magníficas casonas es una delicia para el alma.






Faro de Castro. Julio 2012. Foto : Santi 









FARO DEL CABO DE GATA

FARO DEL CABO DE GATA (1863)

Almería. Andalucía. 

Si nos ponemos a pensar en los faros más conocidos y visitados de la península, uno de ellos, sin duda, sería el de Cabo de Gata antiguo Cabo de las Ágatas de espíritu fenicio. 
Faro del Cabo de Gata. Almería. Enero 2011. Foto: Santi V.
Está situado en pleno Parque Natural del Cabo de Gata-Nijar. La llanura de marismas, campos y  playas con la figura de una iglesia como única gran edificación, que siempre relaciono con el “Salvaje Oeste”, se rompe con las últimas estribaciones de las cordilleras béticas. 
Situado alzado en un saliente frente a los magníficos negros farallones de las sirenas, llamados así por las focas monje que los frecuentaban, en un entorno volcánico de vértigo.
Faro del Cabo de Gata. Almería. Enero 2011. Foto: Santi V.
Ver la playa del Corralete, el mirador con mosaico explicativo de las especies animales que habitan la zona, el Cerro de la Vela Blanca…un pateo por la zona, con agua.
Como curiosidad como explica Guillermo Esaín en su libro, contar que este faro está construido sobre el fuerte de San Francisco de Paula (1738) en la mejor zona no solo para avisar de las rocas que emergen del agua como agujas, sino de defensa de invasiones.
Nosotros fuimos en enero de 2011 intentando escapar de la masiva visita de turistas los meses estivales. Una de las características esenciales de Andalucía, es la luz, pese a ser puro invierno.
Faro del Cabo de Gata. Almería. Enero 2011. Foto: Santi V.
Recorrer los faros de Almería es una buena forma de conocer toda la provincia, sorprenden.

miércoles, 28 de octubre de 2015

FARO DE AVILÉS

FARO DE AVILÉS (1863)

Gozón. Avilés. Asturies


Faro de Avilés. Diciembre de 2012. Foto: Santi V.
   El faro de Avilés se sitúa en la península de San Juan de Nieva. Resulta un faro diferente por su torre troncopiramidal rematada por una especie de balconada vestida con azulejos cerámicos y con el terreno que rodea a los edificios y torre, cerrado por una empaliza de madera. El ancla situada en el acceso a la puerta le proporciona un carácter marítimo sin duda alguna.
Lo vimos en diciembre de 2012 y nos alucinó el lugar estratégico en el que está situado a la entrada de la ria.
Faro de Avilés. Diciembre de 2012. Foto: Santi V.
Faro de Avilés. Diciembre de 2012. Foto: Santi V.
                                                        En 2008 fue elegido por Woody Allen como escenario de la película Vicky Cristina Barcelona. Ahí van las fotos, pues me han dicho que me enrollo mucho.




Faro de Avilés. Diciembre de 2012. Foto: Santi V.


viernes, 23 de octubre de 2015

FARO DE LAS CIES

FARO DE LAS CIES (1853)

Islas Cies, Vigo, Pontevedra.Galicia.

   Las Islas Cies son un paraíso de vida y naturaleza. Están dentro del Parque Nacional de las Islas Atlánticas y una de sus playas considerada como la mejor playa del mundo. Sería suficientes argumentos para visitarlas; pero a esto podemos sumar los tres faros que la habitan Faro de Las Cies, Faro da Porta y Faro de Monteagudo. 

De momento nos quedamos con el Faro de las Cies que ocupa el lugar más alto dé la isla principal, compuesta por Isla de Monte Faro e Isla de Monteagudo, unidas por un dique. 
Faro de Cies. Septiembre de 2012. Fotos: Santi V.
Para ir a Cies salimos de Cangas de Morrazo en un ferry que sale cada poco, fuimos en la primera quincena del mes de septiembre de 2012 en plena locura farofila de descubrir los faros de las Rias Baixas, otra locura de las nuestras pues contamos unos veintitantos faros en quince días. Algunos los disfrutamos y otros solo fue una toma de contacto para futuros viajes. 
Faro de Cies. Septiembre de 2012. Fotos: Santi V.
Ya en la salida de Cangas los delfines y calderones jugaban con el rastro dejado por el barco. Amanecía un día húmedo, nublado y frío.
Las Cies no tienen problema, una vez llegados al embarcadero o vas a la derecha (faro de Monteagudo) o a la izquierda. Para ir al faro de Cies a la izquierda, 7 kilómetros de paseo con avituallamientos de casa incluidos y un desnivel de 181 metros. Al principio de la ascensión nos llovió un poco y al llegar a este magnífico faro salió el sol como por encantamiento.
Tomar aire. Respirar. Hacer unas fotos en la curiosa puerta del faro, a su torre, su linterna, y descubrir su entorno.
Este es uno de los faros emblemáticos y especiales que hay que visitar. Uno de los imprescindibles.
Faro de Cies. Septiembre de 2012. Fotos: Santi V.
Las vistas de la Isla de San Martiño son espectaculares. Nos gustó estar en soledad allí en lo alto, contemplar el volar del centenar de aves que escogieron allí su hogar, pensar en la vida de aquellos fareros y sus familias que lo habitaron hasta 1942, diferenciar entre la costa de acantilados abruptos de un lado y los bosquecillos de eucaliptos y pinos del otro. Mirar abajo y ver las zigzagueantes curvas que hemos subido y coger fuerzas para ver el faro da Porta a sus pies y el de Monteagudo.
Nos faltaron varias cosas; pasar unas noches en el camping de Cies, contemplar un cielo estrellado de infarto, darnos un baño en su maravillosa playa y coger un barquito a la cercana isla de San Martiño donde está una de las playas naturales más sublimes que hemos visto, entre otras cosas.
Vistas de la isla de San Martiño y el faro da Porta desde la subida al faro de Cies. Septiembre 2012.

miércoles, 21 de octubre de 2015

FARO DE BARBÁRIA

FARO DE BARBÁRIA (1971)

Formentera. Balears.


Sin duda los dos faros de la isla de Formentera Barbária y Sa Mola son dos de los faros que mantienen esa idea de estructuras en lugares desérticos de actividad humana donde radica su encanto. 
Sin desmerecer a los faros de Es Drau Gran, Es Penjats y En Pou que vemos de camino a Formentera y por supuesto Sa Mola, me quedo con Barbária.
Faro de Bárbaria. Formentera. Abril 2012. Foto: Santi V.
Julio Medem nos descubría en la película “Lucia y el sexo” Formentera y el faro de Barbária como lugares mitológicos de belleza y libertad sin límites. Metáfora de las formas fálicas por antonomasia Barbária sinónimo de Berbería (tierra de los bereberes), lugar más cercano a Argelia, limpio al mar y al viento.
Lo vimos en abril de 2012 y como la mayoría de visitantes de Formentera alquilamos una moto para recorrer la isla. Barridos por el viento lateral, sujetándonos el “quitamultas” con una mano, en una recta interminable, descubrimos erecto ante la nada, la torre del faro. Tuvimos la suerte de ir en fechas de poco turisteo y pudimos disfrutar de Formentera casi en soledad, todo lo contrario a lo que últimamente ocurre en época veraniega donde ya se plantean no solo un cupo de visitantes sino también de embarcaciones.
Faro de Bárbaria. Formentera. Abril 2012. Foto: Santi V.
Un paseo para contemplar la torre de Garroveret, el forat (gran agujero en la roca) y Cala Saona.
Faro de Bárbaria. Formentera. Abril 2012. Foto: Santi V.




El punto más al sur de las Islas Baleares esconde unos crepúsculos de ensueño, soledad, tranquilidad y sombra de la torreta en veranos calurosos. 
Faro de Bárbaria. Formentera. Abril 2012. Foto: Santi V.

En Formentera descubrimos “la Higuera de las doscientas estacas”, higuera de unos 90 años que posiblemente sea el árbol que dá más sombra del país, el faro de Sa Mola, playas de Ses Illetes y Migjorn, gentes de buen talante y tranquilidad, aguas cristalinas y paisajes increíbles, el lagarto verde-azulado de Formentera…etc.

Faro de Bárbaria. Formentera. Abril 2012. Foto: Santi V.








FARO DE PUNTA CARBONERA


FARO DE PUNTA CARBONERA (1991)

Cádiz, Andalucía.

    Entre el Puerto de La Duquesa y Gibraltar, todavía en el Mediterráneo se esconde este faro, el último que hemos visitado en el mes de septiembre de 2015.
Fue un encuentro un tanto surrealista, no solo por tener que pasar por la urbanización La Alcaidesa con garita de control y todo, sino porque viniendo del anterior faro el de Punta Doncella en Estepona en plena Costa del Sol con una presión urbanística insufrible, de repente aparece una torreta en una zona paradisíaca, con increíbles vistas a la tropical playa de La Hacienda y al Peñón de Gibraltar. No ver edificios, ni gente, ni carreteras asfaltadas resulta un sueño.
Faro de Carboneras. Cádiz. Septiembre 2015
Foto: Santi V.
Merece la pena un paseo por la zona, contemplar los búnkeres que aguardan una invisible invasión marroquí, la playa de las piedrecillas y darse un baño en sus cálidas aguas.
Faro de Carboneras. Cádiz. Septiembre 2015
Foto: Santi V.
El primer viaje de nuestra hija Adriana y el enésimo de Pablo.
La respuesta a que esta zona fuera respetada por el latrocinio urbanístico es que forma parte de una Zona Militar. Pudimos ver a buscavidas en los aledaños del Campo de Golf vendiendo avituallamientos y bolas de golf para los golfistas. Si te fijas por el camino de tierra verás que hay un montón de bolas de golf.













A la torre troncocónica le ha sido adherida una escalera exterior para acceder a la linterna. Es una simple torre de vigilancia que se la ha adaptado linterna, lo curioso de este faro, sin duda, es el entorno.
Vista desde el faro de Carboneras, con el Peñón de fondo. Septiembre 2015. Foto: Santi V.

domingo, 18 de octubre de 2015

TALAYEROS

TALAYEROS (Los primeros Fareros)

Haciendo un inciso. 

Casi todo en la vida tiene uno o muchos porqués. Desde mi más tierna infancia he escuchado a mi padre, natural de Laredo (Cantabria), decir que él era el último de los Talayeros. En mi ignorancia siempre lo había relacionado con los últimos de filipinas o el último mohicano. Ser el último de una saga o linaje, una tradición o un oficio le suponían un orgullo, se reconocía así mismo como un personaje especial, algo que le dignificaba. Mi padre falleció y con él terminó la saga de los Talayeros. 
Nací en Madrid y la mar me pillo muy lejos. Pese a pasar todos los veranos y fiestas en la playa Salve de Laredo y pasarlo muy bien, éramos y vivíamos en el interior. Marché a vivir algunos años a Asturies y mi reencuentro con la mar, ya con conciencia, me dio algo desconocido que sin querer andaba buscando. Siempre viviendo en “el foro", me ha faltado algo, la mar y cuando puedo me escapo a sentir su cercanía y continuar con la afición de buscar faros como motivación para conocer pedazos de costa.
Los Talayeros eran unas personas dedicadas a salvaguardar a los marineros y sus embarcaciones. Era el oficio anterior al de farero. Cuando no había faros, había atalayas y sobre ellas hombres y mujeres que subían para colocar emblemas, banderas, luces, hogueras, tocar campanas, hacer humo y así avisar de la llegada de barcos amigos y enemigos, de mala mar, de vientos y lluvias, en una época en la que salir a faenar era jugarse la vida no como un posible sino como un hecho. Tenían rango de autoridad comunal, y eran elegidos de entre los marineros, con el tiempo el “oficio” fue pasando de padres a hijos. 
Bajo su supervisión, todos los barcos tenían que salir a faenar a la vez. Ellos decidían si se podía, o no, salir a pescar. Y la hora, momento y forma en la que todos debían salir y entrar a puerto. Toda una forma comunal de trabajar. 
Las señales colocadas por los Talayeros debían de ser  conocidas y respetadas bajo penas de multa. Si en la atalaya se colocaba un símbolo de no salir a faenar el que no lo cumplía debía de pagar una multa. Solo se entiende la figura del Talayero como una forma colectiva de entender las artes de pesca. La Asamblea de la Cofradía lo decidía todo y sus decisiones eran vinculantes para todos los marineros.
Las garitas de los Talayeros con el tiempo se convertirían en faros.
“(…) Otros empleados de la cofradía eran los “atalayeros”, que debían permanecer en una “choza o garita” para avisar a las embarcaciones de la proximidad de temporal, de la existencia de ballenas, de los eventuales naufragios y de los “manjuis” _que eran bancos de sardinas o anchoas-. Su trabajo no era nada envidiable pues si las embarcaciones habían salido a faenar debían quedarse fuera de su “casilla” hasta que volvieran a puerto, y ello aunque arreciara la lluvia o incluso nevara. A fines del siglo XIX se ocupaban además en el peso del besugo” (…). Escrito del historiador Juan Gracia Cárcamo.

A continuación un esbozo del texto Los “Talayeros” de Ramón Ojeda San Miguel 



“(…)LEKEITIO
Otra vez como en otras villas portuarias y pesqueras, en  el promontorio de la   atalaya  de Lekeitio existía un  pequeño edificio, a modo de rudimentaria caseta, en el   que permanecía y se protegía el atalayero. Allí se  mantenía casi de forma permanente       oteando la mar y el  cielo (desde media hora antes del toque de campana de la  misa   del alba). Obligatoriamente, con indicación expresa  en el reglamento de la Cofradía,     tenía que ayudarse en su  vigilancia de un anteojo de largo alcance. En caso de cambio drástico en las condiciones meteorológicas, u otro  peligro, el atalayero quemaba         árgoma en una  fogata, y  mediante señales de humo avisaba a las chalupas que en aquellos momentos estaban faenando. Luego, en  compañía del mayordomo,                permanecía en su puesto para  dirigir la entrada de los barcos hasta el puerto. Además  “Otra de las misiones que   se le confiaba era avisar cuando  viese algún navío que        necesitaba piloto para entrar en Lequeitio o en otro puerto, y lo mismo cuando naufragase  a su vista alguna  embarcación. En tal caso, y en el lugar  acostumbrado, había de hacer las señales correspondientes que consistían en sombrero o algún  casacón o chupa en la punta de un largo palo”

BERMEO
(…) “Para atenuar estos males, es para lo que se nombran los señeros de mar que entendiéndose con el talayero a que se sitúa en la cima del Cabo Machichaco, observan el tiempo y cuando por sus cálculos creen que corre peligro, hacen la señal de arribar a puerto a fin de salvarse” (…) . Escrito de Lopez Losa 1860. 
Como vemos antes de la edificación del Faro de Matxitxako ya había Talayeros. 

LAREDO
   “Con algunas inevitables peculiaridades, el sistema de las talayas de Laredo resultaba al final muy parecido al de Santander. Las ordenanzas promulgadas el 16 de marzo de 1577 de la cofradía de San Martín establecían en nombramiento anual de 6 talayeros:  
“24. Item mandamos que los dichos Ofiçiales nombren seis Talayeros, los quales sean de los maestres más honrrados y temerosos para que quando vieren el mal tiempo ansi yendo a la mar como estando ponga sus talayas y se vengan a tierra y el talayero que no lo hiziere pague dosçientos maravedís para las limosnas a los quales se les reçiba juramento en forma”19.  
   Además de los talayeros los pescadores laredanos contaban con un linternero encargado de dar la señal de salida a la mar: 
   “23. Item, mandamos que los dichos oficiales estando en su ayuntamiento nombren un Lanternero el qual tenga quenta de quando vayan a la mar, a Rostroz de Coberriz aguarde y ponga seña alta, y allí se aguarden todas y quando fueren todas juntas tome la seña que tuviere puesta y la abxe y entonces se vayan cada una quien más pudiere, y la que estuviere adelantada pague tres reales para las dichas limosnas. 
27. Item, mandamos y ordenamos que el día que se començare a entrar a la mar hasta el día de Navidad porque vayan temprano por ser el día corto madruguen a las quatro horas y el lanternero sea obligado a llevar una lanterna y farol para que vayan en su seguimiento todos, y mandamos que la pinaça que no madrugare si quedare muy zaguera no la aguarden no siendo más de una o dos pinaças”   
   Los talayeros tenían también muy bien prefijados sus trabajos en el ordenamiento gremial en tres específicos capítulos:  
“28. Item, mandamos que el talayero que yendo a la mar viere el tiempo malo y pusiere la talaya sea obligado de hacerse a la vela o a rremo en el borde de tierra, y las otras respondan y hagan lo mismo, so pena que la que no lo hiciere pague de pena dosçientos maravedís y si estuviere en la mar calado y viere el mal tiempo y pusiere la talaya se saque luego y haga en el bordo de tierra, y los demás talayeros respondan y hagan lo mismo, so pena de la pena dicha. 
29. Item, que quando el talayero pusiere la talaya ansi yendo a la mar como estando en ella y se viniere a tierra y vinieren seis pinaças, ansi yendo a la mar como estando, si las otras fueren a la mar contra la talaya o estando en la mar fuere a calar le condenen en la pena y la pesca que pescaren y la pena sea seisçientos maravedís para las limosnas del Cabildo. 
30. Item, mandamos y ordenamos que quando alguna o algunas pinaças fuesen a la mar pusiendo la talaya en tierra a rrebeldía de la talaya fueren, que por tal caso porque haya escarmiento atento que a subzedido ir a la mar y se perder la pinaça y anegarse y la gente ahogarse, y si no se executase esto cada día se haría, mandamos que quando lo tal subzediese los oficiales condenen a los que fueren a rebeldía en la pena que vieren ser justa y más la pesca que traxeren para las dichas limosnas”.
   “El linternero tenía la misión de colocar un farol encendido en su pinaza o chalupa, que servía de guía al resto de las embarcaciones en las salidas nocturnas a la mar. Correspondía a los atalayeros el señalar, mediante “atalayas”, señales o banderas izadas en la costa, la salida o prohibición de hacerse a la mar de las embarcaciones, ya fuera por peligro de mal tiempo o por otras causas. Lo mismo sucedía cuando, en plena faena de la pesca, alguno de éstos izaba la atalaya a bordo de su pinaza: era la señal para que las embarcaciones suspendieran la labor y regresaran a puerto…  
   En la costera del besugo, la hora de partida de las pinazas a la pesca, desde noviembre a Navidad, “por ser el día corto”, se fijaba a las cuatro de la madrugada, Maestres y tripulaciones, precedidos del farol del linternero se dirigían al embarcadero del “puerto chico”, donde tomaban las respectivas pinazas. Una vez a bordo, la linterna del barco donde iba el linternero servía de guía al resto de la flotilla…  
   Se prohibía salir a la pesca siempre que los atalayeros colocaban las señales o atalayas indicando peligro de temporales, flotas enemigas u otra causa determinada. Del mismo modo, el izado de estas en plena actividad significaba el abandono inmediato de la pesca. Las embarcaciones que, por su cuenta, desobedecían las indicaciones de las atalayas, eran castigados en 600 maravedís y pérdida de la pesca…” Así describía Agustín Rodríguez Fernández,  sin duda el historiador que mejor ha estudiado la pesca tradicional de Laredo, el sistema de las talayas.

Talayeros había en todos los puertos pesqueros de la cornisa cantábrica quizás los más organizados eran los vascos de Bermeo, Lekeitio, Ondarroa y los cántabros de Castro Urdiales, Laredo y San Vicente de la Barquera

“Los pescadores -    me dijo‐ suelen tener algunos señeros en el Izarra y en  Aguiró para que estudien los      cambios atmosféricos. Si las señales son de  bonanza, se lo indican a las llamadoras, que se encargan de ir avisando a  los tripulantes de cada chalupa dando fuertes golpes en las puertas de sus  casas. Si las señales son de tempestad, no hay aviso; pero si el tiempo es  dudoso, los señeros, en vez de mandar recado a todos los pescadores,  llaman sólo a los patrones, y en el extremo del muelle, al amanecer,  discuten las probabilidades de que  haya bueno o mal tiempo. Si no se llega  a la unanimidad, entonces se somete el fallo a votación, se saca una caja  de madera con dos compartimientos y dos ranuras. Junto a una de éstas  hay pintada una lancha; al otro lado de la otra, una casa. La lancha quiere  decir que se puede salir al mar; la casa, que hay que quedarse en tierra. La  votación suele ser absolutamente secreta. Cada patrón echa su cartoncito  en el lado de la lancha o en el de la casa, y lego se cuentan unos y otros. Si  hay más votos para salir, el que quiera     puede salir al mar, y el que no  quiera puede quedarse; si la mayoría vota por no salir, entonces es  obligatorio permanecer en tierra, y al que no cumple el acuerdo se le  condena a una multa y se le decomisa el pescado que traiga”. 
Pío Baroja. 
(Las inquietudes de Shanti Andía). 

En Laredo la Atalaya omnipresente protegía al antiguo puerto y al moderno de las embestidas de las olas. No se comprendería el asentamiento del viejo Laredo sin la Atalaya. Allí a media ladera reposan los cuerpos de media familia, padre, abuelo, abuela, tío, donde sus antepasados eran Talayeros respetados.

El fin de los Talayeros.

  “(…) Surgió una fiebre generalizada por aprovechar la oportunidad. Desde posiciones cada vez más individualistas, lejos del concepto comunal de los gremios de mareantes, muchos armadores y patrones entablaron una verdadera batalla: querían más y más libertad para pescar con los aparejos, artes, barcos y tiempos más en armonía con sus anhelos. No querían ya, en modo alguno, trabajar bajo la tutela comunal de la Cofradía.  
   En este ambiente de pescar más y más, de mayor libertad para elegir el modo y la forma de faenar, cada vez encajaba peor el sistema de las talayas. Organización, como hemos ido viendo, que en aras de la seguridad obligaba a los pescadores a trabajar en forma casi colectiva. ¿Cómo un talayero iba a obligar a un “moderno” patrón a regresar a puerto de forma autoritaria?  
   Las actas de la cofradía de San Andrés de Castro Urdiales están plagadas entre los años 1838 y 1871 de percances y conflictos provocados por la actitud cada vez más creciente de desobedecer las órdenes de los talayeros. A pesar de ello, con la intervención del Ayudante Militar de Marina, la Cofradía quiso seguir manteniendo el sistema, especialmente en las costeras del besugo y bonito, las más alejadas de la costa y por ello más peligrosas (…).
(…)Sin embargo, a pesar del nuevo y claro reglamento, el problema se fue agravando más y más: la Cofradía cada vez tenía menos y menos control, y los patrones desobedecían en mayor grado las órdenes de los talayeros en un afán desmedido por pescar cada vez más. Las multas se repetían y endurecían, pero la falta de respeto a los salvaguardas no cesaban. Las nuevas ordenanzas publicadas por la Sociedad de Pescadores en el último tercio del siglo XIX y comienzos del XX seguirán recogiendo algunos capítulos dedicados a las talayas; pero era letra sobre papel simplemente. No había quien parase la cascada de desobediencias.  
   A pesar de todo. Pese a que en la mar los atalayeros fueron perdiendo autoridad, en la costa y en los muelles siguieron avisando puntualmente, dentro de sus posibilidades, de la llegada de momentos y tiempos peligrosos. En toda la segunda mitad del siglo XIX siguió siendo habitual ver una bandera de aviso en la punta del muelle norte y en la cima de la Atalaya, cuando el tiempo y la mar no eran bonancibles para pescar a juicio de los talayeros.(…)”

(Desde aquí agradecer a Ramón Ojeda San Miguel, su gran trabajo de “Talayeros”)

La explotación masiva de los recursos naturales en el medio marino ha obligado a acordar tiempos de pesca y vedas de diferentes especies, otras han sido esquilmadas. Cuando éramos pequeños en el Túnel o en el Canto de Laredo descubríamos entre las rocas un torbellino de vida efervescente ahora desaparecido, por no haber no hay casi ni lapas. 
Las formas en las artes de pesca han variado tanto que han sido la autodestrucción de muchos esquemas comunales, de una sociedad de autoconsumo a empresas voraces con el único objetivo que el interés comercial. Una sociedad que no respeta sus recursos, que no conserva lo que tiene y lo cuida está abocada a la desaparición.
Los faros que dan esa luz de esperanza pública, para todos y gratuita, pasaran, como estamos viendo, a mejor vida por el G.P.S., los satélites, y otros medios privados modernos, previo pago, para luchar contra los naufragios. Son símbolos de la decadencia del Sistema, solo han hecho planes, desde el Gobierno, para explotarlos comercialmente, ósea privatizarlos. Son nuestros, los construyeron nuestros antepasados, dieron vida a nuestra gente, no pueden venderlos.

FARO DE ARRILUZE

FARO DE ARRILUZE (1928)


Getxo. Bizkaia. Euskadi.

   Arriluze es un faro fácil de ver y disfrutar; pero es un cadáver. Dejo de funcionar y le arrebataron lo que hace a un faro serlo, el grupo óptico de la linterna. La estructura sin entrar en detalles es de un faro precioso y diferente. Situado en la bocana de la ría del Nervión, presenta una edificación-caserío vasco sobre una estructura de piedra con altas arcadas sobre el  agua que lo hacen especial. Se puede decir que es un faro baserritarra. 
Lo especial de este faro a parte de su imagen es donde se encuentra. Ya en silencio, viendo pasar miles de traineras, gabarras y naves de todos los pelajes, en el corazón de la ría de Bilbao. Faro vizcaíno por antonomasia, en la margen "rica", la derecha de la ría del Nervión…Algorta, Getxo, Las Arenas, el barrio señorial de Neguri donde la burguesía vasca plantó hace muchas décadas sus mullidas posaderas, y donde, de lejos, podemos apreciar sus mansiones. Darse una vuelta por las kaleas del Algorta antiguo y marinero y tomarte unos potes o zuritos con su respectivo pintxo, ver el Etxetxu, es algo que se debe de hacer.
Lo hicimos con los primos en diciembre de 2009, las fechas no acompañaron para darse un baño en la recogida playa de Getxo, ni utilizamos el Puente Colgante de Bizkaia Patrimonio de la Humanidad. Pero si fuimos al elevador de Artxanda, el Guggenheim, Begoña, y el Casco Viejo de Bilbao por enésima vez. El paseo por la ría es primordial y los que tenemos cierta memoria no dejamos de flipar con lo que fue el Botxo industrial y lo que es ahora.
Arriluze alberga las dependencias del Salvamento Marítimo de la Cruz Roja del Mar, continuando con la labor de ayuda.

FARO DE FUENCALIENTE

FARO DE FUENCALIENTE (1902)

La Palma. Canarias.


Faro de Fuencaliente. la Palma. septiembre de 2007. Fotos :Santi V.
 No ir a ver la Isla de La Palma es una decisión erronea: pero ir a La Palma y no ver el faro de Fuencaliente es una estupidez. 
Encontrarte con el si viajas siempre al sur de la isla es seguro. 

Hemos estado dos veces en La Palma y nos queda mucho por ver y disfrutar. La isla verde alberga una gran cantidad de ecosistemas diferentes; bosques de laurisilva, desiertos volcánicos, el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, pinares, humedales, cascadas, barrancos, altas cimas, abruptas costas, playas de arena volcánica, piscinas naturales… en fin una maravilla.

Al final de la Ruta de Los Volcanes, en la punta más meridional de la isla se encuentra este faro que vigila las salinas y el puertito de Fuencaliente. Observadores mudos de la última erupción del volcán del Teneguía en 1971 de cuyo río de lava se salvó de forma asombrosa.
Fuencaliente. La Palma. Julio de 2003. Fotos: Santi V.
Llegar a Fuencaliente es contemplar un paisaje lunar volcánico de fuerza incontestable, con el Teneguía (desde su cima se aprecian unas vistas fantásticas), el volcán de San Antonio  y un montón de pequeños cráteres.
La primera vez fuimos en septiembre de 2007 y la segunda en julio de 2013 y mirar que hay sitios para ir, pues repetiríamos.
Faro de Fuencaliente. la Palma. septiembre de 2007. Fotos :Santi V.
Como el faro de Orchilla esta construido con piedra negra de Arucas (Gran Canaria) y no desentona con el entorno, al contrario de la torre  normalizada (1983) situada al lado  con bandas blanquirojas. Pudimos entrar al Centro de Interpretación  de la fauna marina y conocerlo. Dar un paseo por su entorno es fundamental. Con unas gafas y unas aletas la visión de los fondos marinos puede ser inolvidable.
Fuencaliente desde el volcán Teneguia. Julio 2013. Foto: Santi.V.

sábado, 17 de octubre de 2015

FARO DE ANAGA

FARO DE ANAGA (1864)

Tenerife. Canarias.

Faro de Anaga. Tenerife. Canarias. Diciembre 2011. Fotos: Santi V.
 Ir a descubrir el faro de Anaga es una excursión en toda regla, así que llevar agua, comida... La carretera que llega a Chamorga se va estrechando sin darte cuenta, pasando por los últimos núcleos de bosques de laurisilva que quedan en Tenerife. Allí comienza una ruta de montaña de tres horas ida y vuelta bastante puñetera.

Observando la flora con el tajinaste blanco, la siemprevivas, como acompañantes y las vistas asombrosas de los diferentes roques descomunales, la visión de una montaña litoral de escarpadas y verdes laderas, el sonido del viento, las pequeñas plantas crasas… se hace más fácil las continuas subidas y bajadas hasta llegar a este faro de primer orden construido en una ladera a 247 metros de altitud. El tercer faro más alto de España.
El lugar es maravilloso; pero duro como el camino de vuelta a Chamorga. Imaginar cómo fue erigido se sospecha una empresa muy complicada.
Faro de Anaga. Tenerife. Canarias. Diciembre 2011. Fotos: Santi V.
Fuimos en el mes de diciembre de 2011 y nos dio la locura de ver todos los faros de Tenerife en cinco días. Un imposible,  si además queríamos ver a familiares y amigos, disfrutar de sus playa, subir a la cima del Teide, perdernos por el valle de Huacanca, conocer los Gigantes, buscar el pino Derrengado, el Drago de Icod de los Vinos, la Orotava, Garachico….Hemos de volver en mayo para contemplar la floración del tajinaste. Al final vimos los siete faros de la isla, ya los iremos contando.
Faro de Anaga. Tenerife. Canarias. Diciembre 2011. Fotos: Santi V.
En Anaga nos encontramos con uno de los faros más escondidos que hemos visitado, luz imprescindible en un mar de naufragios de muy aconsejable observación. Al estar situado en la punta más oriental de Tenerife me quedé con ganas de ver un bello amanecer allí. Este es uno de los ineludibles para los que nos gustan los faros.

FARO DE COLUMBRETES

FARO DE COLUMBRETES (Desde 1859)

Islas Columbretes. Castellón-Castelló. Comunidad Valenciana.


Faro de Columbretes. Castelló, Octubre 2010. Foto: Santi V.
   Desde el puerto del Grau de Castelló parte el barco que tras dos horas y media de viaje náutico, y tras el abono de unos 50€, llega a las Islas Columbretes.
Impertérrito al paso de los vientos y acompañado por el cementerio situado al otro lado de la Isla Grossa se sitúa el faro de Columbretes, comenzado a construir por presos a partir de 1859, se encuentra en la parte más alta de esta isla volcánica. Su veleta marca como fecha de la torreta actual 1955.
Al ser Espacio Protegido un guía del parque acompaña la visita de 90 minutos mientras explica la flora, fauna y geología de la zona. La forma de la isla Grossa de Media luna alberga un muelle de abrigo, donde no es extraño ver fondeado algún velero.
Isla Grossa. Columbretes. Castelló, Octubre 2010. Foto: Santi V.
Un paseo a la cima de la isla nos va descubriendo un lugar desolado, donde podemos imaginar las condiciones de vida de los antiguos fareros. Sin agua, luz, escasez de comida. Soledad como forma de vida y silencio por compañía. La lejanía a la costa más cercana produce una sensación de fragilidad, de necesidad de compañía.
Faro de Columbretes. Castelló, Octubre 2010. Foto: Santi V.
Un paisaje anclado en una época lejana, que nos hablaba de barcos de madera, como el que se encontraba fondeado, y encuentros con piratas y tratantes. 
Una curiosidad que cuenta Guillermo Esaín en su libro, es que los fareros debían de meter las patas de sus camas dentro de latas con agua para evitar los escorpiones, o víboras.
Faro de Columbretes. Castelló, Octubre 2010. Foto: Santi V.
Se ha abierto un Centro de información e investigación que también se visita. La protección del espacio emergido y sumergido por la Reserva marina-terrestre de Columbretes hace de esta isla perdida, un paraíso para toda clase de aves y habitantes de la mar.
Nosotros la visitamos en octubre de 2010 y nos dejaron darnos un baño, en pleno octubre. Se pueden ver fondos limpios y con mucha vida en un agua no del todo fría. La sensación de estar en un lugar “remoto” hace amigos. 
El barco pasó alrededor de otros islote como esculturas flotantes (Ferrera, Foradada y Carallot) que sirvieron para que gentes con uniforme hicieran prácticas de tiro, donde se pueden ver las consecuencias. 
A la vuelta, en una mar crispada los mareos a cubierta fueron la nota dominante. Visitamos el Faro del Grau de Castelló y otros de la zona.
Faro de Columbretes. Castelló, Octubre 2010. Foto: Santi V.





FARO DEL FANGAR

FARO DEL FANGAR (1986)

Faro del Fangar, Delta del Ebro. Foto: Santi V.

Delta del Ebre. Tarragona. Catalunya.


El Fangar. Tarragona. foto: Santi V.
    Otro de los faros sorpresa que nos han parecido significativos y especiales es el Faro del Fangar en pleno Delta del Ebro. Su situación es asombrosa en mitad de las Dunas de La Marquesa y tras un paseo de tres kilómetros por una playa virgen. Un  paisaje desértico de dunas móviles, endemismos naturales como la azucena de mar y zona de anidada de un sinfín de aves (charranes comunes…). Un paraje natural que se mantiene intacto y de especial conservación.
Faro del Fangar, Delta del Ebro. Foto: Santi V.
Fuimos a verlo y disfrutarlo en mayo de 2013. Según nos íbamos acercando a esta torre con su franja roja, casi al nivel del mar, negras tormentas agitaban los aires... Un frente que acometía desde Tarragona iba poco a poco cubriendo el cielo. Justo cuando llegamos comenzó a llover. Se suponía que la temperatura y el sol de toda la mañana deberían de continuar; pero no fue así. Los kilómetros de vuelta los hicimos calados hasta la ropa interior y helados de frio, sin ningún lugar donde protegernos.
Faro del Fangar, Delta del Ebro. Foto: Santi V.
El entorno del Delta del Ebro es extraordinario y genuino. La protección de los murciélagos como insecticida natural contra la proliferación de venenos para las cosechas, la lucha contra la salinidad de los cultivos, las playas naturales hogar de decenas de aves, reptiles e insectos. Un ecosistema muy frágil y necesario.
Visitar Casa de Fusta,  Deltebre y su ecomuseo.
Junto al del Fangar pudimos ver otros faros hermanos como el de la Banya también en el Parque Natural del Delta del Ebro. El faro de Cap Tortosa o Buda nos fue imposible verlo por una nube de mosquitos asesinos que nos asedió en el mirador; pero eso es otra historia.
Faro del Fangar , Delta del Ebro. Tarragona. Mayo 2013. Foto: Santi V.